miércoles, 15 de septiembre de 2010

Puedes cambiar tus hábitos molestos!

Como cambias tus hábitos molestos!




Frecuentemente acuden a mí personas inconformes con algunos de sus hábitos, los cuales a pesar de serles de mucha molestia, no han logrado cambiar. Los hábitos son usos y costumbres que se arraigan a nuestra personalidad hasta casi parecer uno solo con ella y así son difíciles de notar, difíciles de identificar y difíciles de cambiar.



Creemos que somos así: desordenados u ordenados, afables o irascibles, calmados o acelerados. Confundimos nuestra manera de enfrentar algunas situaciones cotidianas con nuestra personalidad. Si bien los hábitos son una manera de expresar nuestra personalidad, son solo características visibles de ella y no la personalidad misma. Quiere esto decir que podemos cambiar muchas de las cosas que hacemos, modificar la forma como las hacemos y aún así conservar nuestra personalidad.



Los hábitos se crean a fuerza de repetir las acciones muchas veces y se suelen desviar hacia aquello que nos exige el menor esfuerzo a pesar de que con ello no se consiga el mejor resultado. Para cambiar un hábito se requiere: identificar el hábito que me molesta, definir que es lo que quiero cambiar, decidir lo que voy a hacer, revisar periódicamente el avance, celebrar el triunfo.



Identificar el hábito que me molesta

Algunos hábitos son buenos o no me generan molestia, soy consiente de sus beneficios y por ello no tengo intención de cambiarlos. Si tengo el hábito de caminar 30 minutos al día y ello me reporta beneficios, estoy conforme con ello y lo disfruto, no hay problema, por tanto no tengo nada que cambiar. Si por el contrario tengo el hábito de comer muchos dulces y esto me genera problemas de salud, intranquilidad, tensión y otras molestias, este puede ser un hábito que me gustaría cambiar.



Suele ocurrir que lo que identifico con frecuencia como molesto, no es el hábito en si, sino las consecuencias producidas por ese hábito. Me molesta engordar, me pone de mal genio estar gordo, me incomoda no tener suficiente agilidad debido al sobrepeso, suelen ser síntomas del hábito de comer desordenadamente y a su vez pueden ser causa de otros inconvenientes, luego debo identificar la causa que genera la molestia para corregirla efectivamente.



Definir que es lo que quiero cambiar



Una vez identificado el hábito que me genera molestias, debo identificar las molestias que quiero eliminar. El hábito de comer, no es lo que debo eliminar, es la tensión que me produce comer más allá de lo que es saludable o recomendable. Incluso para muchas personas tener algún sobrepeso no es su preocupación, no les genera molestias, ni tensión, no están interesadas en cambiar. No tiene sentido tratar de cambiar las cosas que las personas no quieren cambiar. La decisión de modificar algo de una conducta debe venir de quien quiere hacerlo y no de la recomendación externa.



Decidir que es lo que voy a hacer



Para tomar una decisión se requiere identificar las posibilidades a mi alcance y los beneficios que dicha decisión me puede reportar. Al analizar las posibilidades recomiendo no centrarse en porqué algo es posible, sino en identificar si hay algún obstáculo insalvable que me impide hacer los cambios, de lo contrario porque no intentarlo? En esta etapa debo decidir a quien voy a involucrar en mi proyecto, con quien puedo contar o a quien debo interesar para propiciar un mejor resultado. No es necesario hacerlo todo con tus propios medios, si cuentas con los de otros para hacerlo más fácil, pues aprovéchalos! También puedo servirme de apoyos positivos, mensajes o símbolos que me alienten y estimulen para lograrlo.



Recuerdo uno de mis clientes que quería manejar su hábito de comer que lo mantenía con cerca de 30 kilos de sobrepeso, al iniciar su proceso de coaching decidió que bajaría por lo menos 20 en los próximos 6 meses, aproximadamente 5 tallas, debidamente controlado por su médico para no generar otros problemas. Para estimular sus logros compró un traje a su gusto, una talla menos, y le colocó una tarjeta con un mensaje que decía “ Carlos, hoy es 2 de Octubre (30 días después), estás listo para estrenar?”, el traje fue colocado como el primero en su ropero, de tal forma que todos los días el lo veía al escoger la ropa. Este mensaje positivo y retador lo llevó a estrenarlo 1 semana antes con total comodidad.



Revisar periódicamente el avance



No existe una verdadera meta si esta no se ubica en un horizonte determinado de tiempo. Por ello es necesario definir un tiempo en el que quiero lograr algo y monitorear con regularidad el avance, ajustar lo que sea necesario, para que se pase de los sueños a realizaciones.



Revisar el avance puede consistir en verificar si los elementos que identifiqué como de molestia siguen siendo válidos o han variado. En coaching lograr una meta no implica necesaria e invariablemente obtener el objetivo inicial, sino avanzar hacia un objetivo de bienestar, me menor tensión y para ello es válido replantear cuidadosamente el proceso cuando se llegue a la conclusión de que el objetivo inicial dejó de ser suficientemente válido y retador como para seguir intentándolo. Frecuentemente los logros superan ampliamente los objetivos iniciales.



Lo verdaderamente valioso de un proceso es disfrutar todas las etapas, aprender de ellas y valorar los logros, desarrollarse y crecer. Obtener un objetivo es el final de un proceso, por lo tanto el final de una etapa, si el proceso no se ha disfrutado, el goce de la meta será tan fugaz, tan efímero que quizá no sea suficiente compensación por el esfuerzo realizado y dificultará emprender otros retos en el futuro.



Celebrar el triunfo



Nos hemos acostumbrado a reclamarnos por cualquier error cometido y nuestra cultura competitiva nos hace considerar que lo bueno que hacemos es lo que debemos lograr, lo que se espera de nosotros y por ello no hay nada que celebrar. Si seguimos con esta filosofía un día descubriremos que sin celebrar, sin que algo cambie cuando obtenemos nuevos logros, esos logros significan muy poco, son solo logros.



Por pequeños que sean nuestros triunfos, celebrarlos los hace valiosos. Si acostumbrarnos a celebrar esta será una razón que nos anime a cumplir metas y nos haga sentir más realizados, más felices, eso al final es lo importante. La celebración no tiene que ser especialmente grande, pero si debe ser significativa y ojalá compartida con las personas que en alguna forma hicieron posible con su apoyo, con su ejemplo o con su interés que llegáramos hasta el objetivo propuesto.



Como un coach te apoya?



La mayor parte de los esfuerzos que se emprenden jamás llegan a alguna parte, se quedan en el camino y se convierten en recursos desperdiciados. Suele suceder que te sientas motivado a emprender un nuevo proyecto y trabajes en el algún tiempo. Seguramente lo inicies habiendo revisado juiciosamente toda la información de que dispones y con un plan bastante desarrollado, en el cual crees haber incluido todo lo necesario para lograrlo. Ante los inconvenientes usarás tu lógica, la misma con que hiciste el plan e intentarás encontrar las causas por las cuales no resultó.

Un coach te ayudará a ver los aciertos y a buscar caminos para solucionar lo que no ha funcionado, te apoyará para que sigas intentando nuevas formas, con una visión amplia pero centrada, te retará a intentar soluciones creativas, visionarias, nuevas y diferentes o te cuestionará para que enfoques tu esfuerzo y encuentres el camino adecuado.



Un coach no será tu juez, no será tu maestro, pero será tu guía y te apoyará cuando haga falta, no hará el trabajo por ti, pero te ayudará a analizar las razones por las cuales hacerlo o por las que no lo has hecho eficientemente y te ayudará a entender como acometer tus proyectos de la manera que sea cómodo para ti, empleando tu capacidad para hacer lograr un mejor desempeño.



Visitanos en www.coachingmax.com

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