miércoles, 3 de noviembre de 2010

Cómo negociarás a lo largo de tu vida?

Pocas cosas serán posibles en absoluto y total aislamiento, sea que te guste o no, tendrás que compartir con otros en casi todas las actividades que emprendas. Desarrollar suficiente tolerancia te permitirá entender y ayudará a aceptar su existencia y facilitará convivir con sus diferencias.

Definir lo que quieres, lo que puedes aceptar y lo que no negociarás será el primer paso. Se suficientemente específico como para que no todos las personas puedan ser un candidato potencial, pero suficientemente amplio como para que pueda haber algún candidato.

Regresa a cuando tenías 15 años:

Para entonces no seguías un libreto, solamente eras y dejabas que los demás te conocieran.

Para entonces no eras tan predecible

Para entonces dejabas tiempo a la improvisación

Para entonces no buscabas explicación racional a cada cosa.

Para entonces no importaba si algo salía mal, volvías a intentarlo y ya,

Para entonces el tiempo alcanzaba, y si no era suficiente, pues simplemente lo ajustabas.

Para entonces no le cobrabas a los demás tus frustraciones.

Para entonces a pesar de cualquier contratiempo podías recuperar la sonrisa en unos minutos.

Para entonces agradecías todo a la vida, por pequeño que fuera lo que recibieras.

Para entonces mirabas al cielo y pensabas en luna y estrellas.

Para entonces te quedaba tiempo para ser romántico.

Para entonces la prioridad no era el dinero.

Para entonces una rosa era poesía.

Para entonces una llamada no era interrupción.

Para entonces no estabas afanado por definir situación alguna, solo la vivías.

Para entonces solo la vida importaba, vivirla era suficiente.


Y tu


Que es lo que quieres lograr?

Que cualidades debe tener?

Que puedes negociar?

Que no es negociable?


Permítete el tiempo suficiente para que te conozcan antes de empezar a exigir, deja que se enamoren de ti, pero se lo más sincero posible, que se enamoren de ti no del rol que interpretas para agradar.

Dale tiempo al tiempo, las cosas no por apresuradas resultan más rápido y generalmente no son mejores, disfruta de la conquista y de la espera, puede ser que valga la pena.


Sé como el pescador que vive al lado de un tranquilo lago, en donde abundan los peces. Todas las mañanas va con su caña a pescar, espera pacientemente y cuando uno pica, recoge la cuerda sin afanes, espera hasta que su presa se cansa, luego la saca, la revisa y si encuentra que no es adecuada la devuelve al lago y vuelve a empezar hasta que ha pescado suficiente.

No seas como el pescador que vive a la rivera de un olvidado y pobre río en donde no hay casi nada que pescar, de modo que pasa días enteros sin lograr nada, aguanta hambre y muchas necesidades. Cuando divisa una presa, sea la que sea, intenta con afán por todos los medios atraparla, casi siempre falla y ahuyenta aún más la pesca de esas aguas.

Muestra lo mejor de ti desde el comienzo, quizá eso sea lo más importante y por ello te lleguen a apreciar y a amar, de forma que cuando conozcan de ti lo malo, haya suficientes motivos que valorarte para que el resultado salga a tu favor.

Recuerda que solo se ama lo que se admira, haz que te admiren, así te amarán.

No olvides que solo cuando seas la mejor opción, tendrás el lugar asegurado, haz que haya suficientes razones para que sea difícil reemplazarte, así tendrá un lugar ganado.

Busca a alguien que tenga lo que quieres, no esperes cambiarle, puede ser que lo logres pero igual puede ser que falles, mejor entonces si de una vez buscas a quien te guste como es, así dedicarás la energía a consolidar la relación, no a ajustar a la persona a tu acomodo.

Ponte una meta grande, no que la conquista lo sea todo, de esta forma seguirás luchando aún cuando tengas éxito. Recuerda que lograr un objetivo no es el comienzo, es el final de un camino, asegúrate de que después de lograrlo te queden aún motivos.

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